Donde antes la experiencia del cliente empezaba con la venta, hoy empieza con la idea del producto, con consecuencias de gran alcance para fabricantes, minoristas y clientes. Mymuesli, por ejemplo, se aprovecha de ello. Esta empresa de Passau se ha hecho un nombre en los últimos diez años gracias a su muesli personalizable. Mientras Mymuesli se centra sobre todo en la individualización, el especialista en outdoor Gore se centra en la funcionalidad del producto: para la chaqueta para todo tipo de clima del mañana, a los desarrolladores les gusta contar hoy con atletas extremos y expertos en climatología. "Antes veíamos a los consumidores como un grupo objetivo, ahora los vemos como cocreadores", explica Birgit Schaldecker, experta en innovación de Gore.
Tan distinta como la constatación es la pregunta inicial: ¿quién sabe mejor lo que quiere el cliente que él mismo? Y así, los consumidores están constantemente remezclando su muesli favorito, votando en Internet variaciones de hamburguesas creadas por ellos mismos e intercambiando ideas en foros corporativos sobre el ajuste perfecto de los pañales. Se trata de productos creados conjuntamente con el comprador potencial. Y cambian radicalmente la forma de entender la experiencia del cliente.