Proteger el medio ambiente - luchar contra la pobreza
Volvamos a Ika Somawati y a su trabajo diario. A la hora de comer -ahora hace 32 grados- vuelve a casa con botellas y otros objetos recogidos. Clasifica los materiales, separa los plásticos transparentes de los de color y separa las tapas de colores. El trabajo es relajante, dice; charla con su suegra mientras su hijo de 4 años se divierte con los colores, formando montones de tapas rojas y azules.
Por último, Ika lleva el plástico clasificado al Punto de Recogida del Banco de Plástico. Allí saluda a los demás recolectores, habla con ellos del trabajo, de la familia y de cuándo volverán los turistas a Bali. En el Punto de Recogida, pesan cuánto ha recogido Ika y ella recibe una recompensa por su recogida. Ika también recibe puntos y créditos que permiten a su familia pagar necesidades básicas como la matrícula escolar, el seguro médico, Internet y el gas para cocinar.
A las tres de la tarde, Ika se despide y recoge a sus hijos del colegio. De camino a casa, se detiene en el supermercado para comprar alimentos. Paga con los vales que ha recibido por recoger plástico. Por la tarde, hacia las 18.00 horas, su casa está bañada por la luz dorada y púrpura del atardecer y su marido vuelve del trabajo, agotado. La familia se reúne para cenar y hablar de las experiencias del día y de la recogida de plástico. El trabajo de Ika ha cambiado su actitud hacia la basura. Ahora, cuando mira a la playa, se siente agradecida por poder contribuir a proteger los océanos: "Veo una oportunidad para mí y para todas las demás personas para las que la recogida y clasificación diarias son el primer paso para salir del círculo de la pobreza".