Señora Buley, ¿es la permacultura en absoluto adecuada para alimentar a un gran número de personas?
Sí, personalmente creo que es posible, porque en la permacultura, en particular, las zonas de cultivo se utilizan de forma muy intensiva a pequeña escala. Mediante un análisis muy preciso de la ubicación, se cultivan productos que se adaptan de forma óptima al lugar. El objetivo es utilizar los recursos de la forma más eficiente posible.
En permacultura, también nos basamos en cultivos mixtos que se apoyan mutuamente(entrevista parte 1). Sin embargo, un requisito esencial para alimentar a la población mundial mediante la permacultura o la agricultura ecológica es que se reduzca el consumo de carne, ya que ésta requiere muchas veces más tierra y actualmente es responsable de la deforestación de la selva tropical, de enormes extensiones de cultivo de soja en monocultivo y de la contaminación de nuestras aguas por nitratos. También hay que reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos. El estudio de WWF "The Great Throwaway" de 2015 supone unas pérdidas de entre el 30% y el 40% en todo el mundo desde el campo hasta el plato. Además, una proporción nada desdeñable de productos ni siquiera se recolecta, por ejemplo, debido a las calidades comerciales y a las elevadísimas exigencias en cuanto al aspecto impecable de frutas y verduras.
Permacultura significa trabajar con la naturaleza: ¿Es éste el camino hacia una alimentación sostenible?
Trabajar con la naturaleza es la única forma de conseguir una alimentación sostenible y sana. La agricultura de permacultura produce una gran variedad de productos, muchos de los cuales son incluso superalimentos. Para mí, una dieta sostenible también incluye distancias cortas y menos envases.
¿Qué hace únicas a las frutas y hortalizas de la permacultura? Marion Buley explica el concepto de permacultura y sus beneficios para las personas y el medio ambiente en la primera parte de la serie MPULSE.