"MAKRO ha sido su principal proveedor desde el primer día", afirma Hilário Castro. Ya sean productos frescos como verduras, pescado y carne, suministros como aceite de oliva o utensilios de cocina como ollas y sartenes: "Todo lo que necesitamos". "El diálogo con su gestor de clientes, José Homem, es igualmente intenso. Los dos negocian los precios en el mismo lugar donde se desarrolla el trabajo diario del restaurador: en las mesas de delante del restaurante Alfaia. Inaugurado en 1880, es uno de los más antiguos de Lisboa, en pleno Bairro Alto, el barrio de moda de la capital portuguesa. Mientras los transeúntes picotean petiscos, tapas portuguesas, o hacen fotos de las casas de azulejos de colores que los rodean, Homem y Castro hablan de la próxima entrega. Su cita es siempre los martes, a última hora de la tarde en las estrechas callejuelas; cada quince días, los miércoles, la furgoneta de reparto rueda sobre los adoquines. Al menos tres veces por semana, un miembro del personal o el propio jefe también compran en MAKRO; hay cosas que uno prefiere elegir por sí mismo. El pulpo, por ejemplo. Preparado de forma especial, es una de las especialidades de Castro. Para el "Polvo à Lagareiro", el pulpo se hierve, se hace a la parrilla y luego se cuece al horno con aceite de oliva y ajo. De vez en cuando, este especialista en hostelería coge él mismo la cuchara de madera.