1. Comprar localmente
Los productos locales suelen ser más baratos que los que implican largos viajes y elevados costes de transporte.
2. Replantearse los platos existentes
Un éxito de ventas en el menú es, por ejemplo, el schnitzel con patatas fritas y una pequeña ensalada. En lugar de aumentar el precio, sería mejor suprimir la ensalada de acompañamiento.
3. cambia tus hábitos
Puedes ahorrar dinero al cocinar. En lugar de freír con aceite de cocina, utilice mantequilla clarificada o agua, cocine las verduras en menos agua para ahorrar electricidad o ponga siempre la tapa adecuada en la olla. Y a la hora de comprar, las marcas propias más baratas ofrecen una mejor relación calidad-precio que muchos productos de marca, sin renunciar al sabor.
4. Renueva tu menú
Algunos alimentos son ahora incluso más baratos que el año pasado. Entre ellos están las zanahorias, los pimientos, los canónigos, los puerros, las frambuesas, las grosellas, los cítricos y los melocotones. También las almendras, el zumo multivitamínico y el marisco congelado. La caza sólo se ha encarecido ligeramente. Así que merece la pena ofrecer algunos platos nuevos que no exijan a los comensales rascarse el bolsillo más de lo habitual.