Cualquiera que viva en el centro de la ciudad sabe que las plazas de aparcamiento son escasas, que cargar y descargar es casi imposible y que las normas de acceso son estrictas. ¿El resultado para los proveedores de servicios de paquetería? Furgonetas de reparto aparcadas por todo el centro de la ciudad. Un espacio urbano sobrecargado que no está preparado para la avalancha de productos pedidos por Internet. Todo lo contrario. Dado que los centros de las ciudades deben aliviarse, el tráfico desplazarse o, en el mejor de los casos, evitarse por completo, cada vez hay menos oportunidades para el intercambio diario de paquetes a lo largo de las aceras. Como los expertos parten de la base de que cada hogar se convertirá en el futuro en un destinatario potencial de mercancías, existe un conflicto logístico de objetivos. La última milla, en particular, es un tramo especialmente laborioso, caro y delicado para los proveedores de servicios de paquetería. Hemos analizado conceptos de entrega que prometen una salida a este tórrido dilema: