Uso correcto de las hierbas aromáticas: más sabor en el plato

Perejil, albahaca, tomillo... estas hierbas son algo más que decoración. Si se eligen, almacenan y combinan correctamente, cada plato tendrá más sabor. Varios consejos muestran cómo utilizar hierbas frescas, secas y congeladas de forma óptima en la cocina diaria.

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Frescas, secas o congeladas: las hierbas aromáticas pueden utilizarse de muchas maneras en el sector de la restauración. Consejos de manipulación e inspiración.
Frescas, secas o congeladas: las hierbas aromáticas se pueden utilizar de muchas formas distintas en la restauración. Consejos de manipulación e inspiración.

¿De qué se trata?

  • ¿Cuándo son adecuadas las hierbas frescas, secas y congeladas?
  • ¿Cómo pueden almacenarse, procesarse y utilizarse eficazmente?
  • ¿Qué hierbas aromáticas internacionales aportan nuevos sabores a la cocina?
Hierbas aromáticas: consejos de conservación, preparación y más sabor

Afinan, complementan, contrastan: las hierbas son indispensables en la cocina. Ya sea como portadoras de un sabor intenso en sopas y caldos, como nota fresca en entrantes fríos o como acabado sofisticado en el plato principal: si conoce las distintas propiedades de las hierbas, podrá utilizar sus sabores de forma específica. La temperatura, el tiempo y la técnica determinan si hierbas como el cebollino o el cilantro desarrollan todo su sabor.

Uso inteligente de las hierbas: cuatro consejos rápidos para cocineros profesionales

💡 Uso de hierbas: ¿frescas, secas o congeladas?

  • Hierbas frescas = el acabado perfecto. Espolvorear justo antes de servir - ideal para un sabor fresco en ensaladas, pasta o pescado.
  • Hierbas secas = Sabor intenso. Son perfectas para guisos, salsas y adobos. Las especias secas desprenden todo su sabor cuando se cocinan durante mucho tiempo. Las especias y hierbas para infusiones como la salvia, el tomillo, la menta o la hierbaluisa son especialmente adecuadas para el secado.
  • Hierbas congeladas = manipulación práctica. Se conservan durante mucho tiempo y están listas para su uso inmediato: directamente del congelador a la olla. El cebollino, el eneldo, el perifollo, la albahaca y el perejil son especialmente adecuados para la congelación.

💡 Cómo conservar el sabor de las hierbas aromáticas

  • Hierbas frescas: El perejil y el cebollino prefieren el frío (2-4 °C) y se conservan mejor envueltos en papel de cocina ligeramente húmedo. La albahaca y la menta prefieren temperaturas más suaves (10-12 °C): ¡la nevera es tabú!
  • Hierbas con raíz: Colócalas en agua para que absorban los nutrientes y se mantengan frescas durante más tiempo. Cambia el agua con frecuencia para evitar la formación de moho. Cortar las hierbas con regularidad también favorece su crecimiento.
  • Hierbas secas: Deben guardarse siempre en un lugar oscuro y hermético. Un recipiente de cristal o metal bien cerrado las protege de la luz y el aire para que conserven su intenso sabor durante más tiempo.

💡 Consejos para procesar las hierbas aromáticas

  • Hierbas frescas: Córtelas justo antes de servir, preferiblemente con un cuchillo afilado. Así se evita que las hierbas se aplasten y se protege la estructura celular.
  • Hierbassecas: Cocínelas directamente con el plato, ya que las hierbas secas necesitan calor para desarrollar plenamente su sabor. Por ello, son especialmente adecuadas para guisos o salsas.
  • Hierbas congeladas: Sin descongelar, directamente del congelador a la sartén.

💡 Inspiración: especias de todo el mundo

  • Zaatar (Levante): Mezcla terrosa de tomillo para salsas, adobos y pan plano.
  • Shiso (Japón): Frescor mentolado para sushi, sashimi y ensaladas asiáticas.
  • Epazote (México): Hace que los platos de frijoles sean digeribles y sabrosos.
  • Mirto limón (Australia): Una alternativa variada a la hierba limón para platos de pescado y aves.

Hierbas con doble efecto

El romero, el tomillo y la salvia tienen efecto antimicrobiano, por lo que son ideales para encurtir carne y verduras. Además de prolongar la vida útil, garantizan un sabor más intenso.

Aprovechamiento sensato de los restos de hierbas

Los restos de hierbas no tienen por qué acabar en el cubo de la basura orgánica. En su lugar, pueden utilizarse para preparar aceites aromatizados o pesto casero. Otra solución práctica: congelar las hierbas en pequeños cubos y disolverlos después directamente en salsas o sopas; así se ahorra tiempo y se reduce el desperdicio de alimentos. Las hierbas también tienen su aplicación en los postres: las hierbas confitadas o aromatizadas en sorbetes, helados o tartaletas aportan un frescor sorprendente.

Los microgreens se consideran el alimento del futuro.

Los microgreens de un vistazo

Los microgreens son cada vez más importantes en el sector de la restauración. Las plantas jóvenes impresionan por su variedad, densidad de nutrientes y amplia gama de aplicaciones en la cocina.

Haga su propio aceite de hierbas

Ingredientes:

  • 100 ml de aceite vegetal de alta calidad (por ejemplo, aceite de colza o girasol)
  • aprox. 30-50 g de hierbas frescas (por ejemplo, albahaca, perejil, tomillo)
  • Opcional: 1 diente de ajo, ralladura de limón, escamas de guindilla o granos de pimienta

Así se hace

  • Prepare las hierbas: Lavar bien las hierbas frescas, secarlas y picarlas. Importante: Secar completamente las hierbas para evitar la formación de moho.
  • Caliente el aceite: Para obtener un sabor más intenso, caliente el aceite a 60 °C e infusione brevemente las hierbas en él. A continuación, dejar enfriar.
  • Seleccione el método de preparación: Triture finamente las hierbas con el aceite en una batidora y fíltrelas a través de un colador fino o un paño. También puede colocar las hierbas enteras en una botella esterilizada, verter el aceite sobre ellas y dejarlas en infusión en un lugar fresco y oscuro durante al menos 5 días. A continuación, colar si es necesario.
  • Embotellado y almacenamiento: Vierta el aceite terminado en botellas o recipientes esterilizados, ciérrelos herméticamente y guárdelos en un lugar fresco del frigorífico, protegidos de la luz. Se conservará durante dos o tres semanas, o más si se procesa higiénicamente.

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