¿Qué experiencia de las últimas semanas le gustaría compartir con otros restauradores?
Lo que me parece positivo es que hay un sentido de cohesión entre los restauradores, no este tipo de pensamiento: "Lo principal soy yo" La información que tiene todo el mundo se transmite. Ya sea una nueva forma u otra cosa, se transmite y luego algo vuelve. Desde luego, puedo sentir la solidaridad entre la gente con la que trato. Nadie se agacha y piensa que la competencia puede haber desaparecido pronto.
¿Había algo que pudiera haber hecho para prepararse ante tal eventualidad?
No, no se podía haber preparado. Ya es bastante difícil ganar dinero en el sector de la restauración, durante todo el año. Algunos tienen negocios estacionales, pero a veces no tenemos verano ni invierno propiamente dicho. Además, siempre hay leyes y reglamentos. Lo que haría falta en hostelería es un IVA del 7%. Eso sería algo que quizá habría que replantearse después de una crisis como ésta.
Entonces, ¿es la crisis actual una llamada de atención?
Sin duda alguna. Creo que muchos restauradores que ponen todo su corazón y su sudor en su negocio volverán a ponerse en pie. Pero algunos también dirán: "¡Ya basta! Estamos hartos. Hemos luchado durante mucho tiempo para ganar dinero, pero ahora nos jubilamos y es hora de cerrar" Ahí es donde entra en juego la política. Otro gran problema: el sector de la restauración es un mercado laboral absoluto. Todos somos felices cuando tenemos manos, pero también hace falta cabeza. A todo el mundo le toca un seis en la lotería con buen personal y poca rotación de personal.
¿Así que confía en sus empleados?
Por supuesto. Los que tienen cierta fidelidad a su tienda son lo más importante. Si no vuelven después de esta crisis, mi negocio no volverá a ser el de antes, aunque por fuera parezca el mismo.