Dr. Friesen, ¿qué es la psicología de los precios?
Esencialmente, se trata de la cuestión de cómo perciben los precios los clientes. Y cómo toman sus decisiones sobre el precio al que compran algo o no. Hay muchos hallazgos científicos que también pueden utilizar los restauradores para comprender mejor la disposición a pagar de sus clientes e influir en sus decisiones de compra.
¿Cómo?
Tradicionalmente, muchos restaurantes calculan sus precios en función de los costes de compra más el margen objetivo. Por desgracia, esto deja las ventas sobre la mesa. Sería más importante que los restauradores pensaran en la diferente disposición a pagar de sus clientes y la utilizaran como base para fijar hábilmente los precios en el menú.
¿Qué medidas concretas recomienda?
No hay una regla de oro, pero sí algunos trucos. Los anclajes de precios, por ejemplo, han demostrado su eficacia. Por ejemplo, los platos caros deben colocarse al principio del menú. Los clientes siempre buscan valores comparativos. Utilizan el primer precio alto como referencia y perciben los siguientes precios como más baratos. Además, muchos clientes no tienen ganas o capacidad de atención para leer un menú largo.
¿Más consejos?
Es importante comprender que la disposición a pagar nunca es la misma para todos los clientes. Por eso es necesario diferenciar los precios: lo ideal es que el menú incluya desde platos económicos para los que tienen un presupuesto ajustado hasta ofertas más caras. Cada comensal debe tener la sensación de que la relación calidad-precio es la adecuada.
Pero, ¿cómo saber qué precio es el adecuado?
Ante todo, los restauradores deben ponerse en la piel de sus clientes y preguntarse: ¿Qué segmentos de clientes hay y cuál es su disposición a pagar? También puede preguntar a cada comensal: ¿Qué les parece el menú? ¿Cuánto se gastarían en cada plato? También es importante comprobar simplemente con qué sensibilidad reacciona la demanda a los cambios de precio. En mi opinión, podemos aprender de otros países, como EE.UU., donde hay más valentía para probar cosas, por ejemplo las cadenas de restaurantes que utilizan inteligencia artificial (IA) para reducir o aumentar dinámicamente sus precios de entrega a domicilio en función del pedido y la hora del día.