Las maletas están hechas, el coche lleno hasta los topes. El viaje puede comenzar, a menudo con el lema: el viaje es el destino. Y con esta idea en mente, ¿quién no se ha desviado alguna vez, ha hecho una parada o ha tomado un desvío para visitar ese restaurante que tanto le recomendaron sus amigos? Así es como seguimos intuitivamente el concepto de los hermanos Michelin, creadores de la Guía Michelin.
La historia de las estrellas Michelin
Pero primero viajemos atrás en el tiempo. En 1900, los hermanos André y Édouard Michelin dirigían una empresa de fabricación de neumáticos en Clermont-Ferrand, en el centro de Francia. El negocio iba mal. Para impulsar las ventas de sus neumáticos, crearon la Guía Michelin, una guía práctica y de viajes para automovilistas, que incluía gasolineras, garajes y mapas y enumeraba lugares donde comer o pasar la noche. La idea: si conduces mucho, gastas los neumáticos y pronto necesitas unos nuevos. La primera edición de la Guía Michelin fue un regalo promocional para la Exposición Universal de París de abril de 1900, destinado a los 3.000 automovilistas que había en Francia en aquel momento.