Cada botella de vino natural lleva su propia firma
"Mis invitados se dividen en dos bandos", explica Binali. "Unos dicen: genial, muy emocionante probar un vino que no tiene necesariamente los sabores estándar. Los otros no pueden hacer nada con los vinos naturales porque no encajan con sus gustos". Son típicos de los vinos naturales, por ejemplo, las notas inusuales en el bouquet, los sabores de fermentación pronunciados y un aspecto general más bien terroso o agrio.
"Pero no todos los vinos naturales son iguales", dice el sumiller. Se pueden encontrar tanto personajes salvajes como elegantes representantes de su gremio: la gama es amplia, cada copa es una pequeña aventura. "La pregunta siempre es: ¿hacia dónde quiere ir el bodeguero, cuál es su filosofía, su forma de vinificar?", dice Binali. "Muchos vinos naturales están muy cerca de la uva, me gusta cuando puedo adivinar qué variedad de uva había en la vid cuando los bebo".
¿Será posible salir del nicho?
El vino natural tiene demanda en todo el mundo, como demuestra la feria "Raw Wine", que atrae a visitantes desde Berlín a Nueva York. Pero hasta ahora sigue siendo un producto de nicho. No hay cifras oficiales, pero un estudio de la Universidad de Geisenheim estima que la producción de vino natural en Alemania en 2021 fue de unos 2,5 millones de litros, lo que corresponde a alrededor del 0,3% de la producción alemana de vino. Sin embargo, los productores de vino natural son optimistas: según el estudio, el 86% de las bodegas encuestadas prevén que los volúmenes de producción crecerán.
"El tema ha llegado para quedarse", afirma Binali. "Creo que los viticultores que trabajan cerca de la naturaleza están en una posición ideal para llevar un buen vino a la botella". En última instancia, adopta una postura pragmática: "Vino natural o no, cada vino tiene su lugar. Lo que me importa es que un vino esté bien elaborado y que la gente sienta pasión por el producto".