Cambiar con los tiempos: cómo está cambiando nuestra dieta

¿Un trozo de carne cazado por ti mismo? ¿Un plato precocinado? ¿O un batido de insectos rico en proteínas? La alimentación es una de nuestras necesidades básicas. Y, sin embargo, nos alimentamos de forma muy diferente según la época o la región. Hemos hablado con dos expertos en nutrición sobre cómo ha cambiado nuestro comportamiento alimentario a lo largo del tiempo y cómo podría ser en el futuro.

Esta traducción ha sido creada a partir del texto original utilizando IA (DeepL).
La comida como símbolo de estatus

Los expertos:

  • Christoph Klotter, catedrático de Psicología Nutricional de la Universidad de Fulda
  • Fabio Ziemßen, Director General de NX Food GmbH, filial de METRO
Un neandertal cocina

¿De qué se trata?

  • La era moderna es una tierra de leche y miel
  • La comida como identidad
  • Schnitzel de soja en lugar de carne en el plato
Alimentos frescos

Hace unos dos millones de años, la dieta de la Edad de Piedra consistía principalmente en plantas, bayas, frutos secos, raíces, setas y miel, además de carne y pescado. Como cazadores-recolectores, se alimentaban de lo que encontraban en su entorno: vivían literalmente de la mano a la boca. Con el sedentarismo llegó la ganadería y el cultivo de cereales; el pan y los productos lácteos complementaban el suministro de alimentos, que ahora se cocinaban y almacenaban en ollas y vasijas de barro. No obstante, la alimentación estaba limitada en general por las circunstancias externas y la dieta se caracterizaba sobre todo por la intuición.

Una tierra de leche y miel desde hace 200 años

En la antigüedad y sobre todo a partir del siglo XV, durante la Era de los Descubrimientos, el comercio y las conquistas propiciaron un enorme aumento de la variedad. Los romanos trajeron a las tribus germánicas un rico suministro de frutas y verduras como pepinos, colirrábanos, espinacas, ajos, espárragos, albaricoques, melocotones y ciruelas. Las patatas, los tomates y el maíz sólo llegaron a Europa con el descubrimiento de continentes desconocidos. Sin embargo, casi todas las generaciones sufrieron escasez de alimentos y hambrunas, explica Christoph Klotter, catedrático de Psicología Nutricional de la Universidad de Fulda: "La historia de la humanidad es una batalla contra el hambre, era omnipresente. Sólo con la industrialización se introdujeron paulatinamente mejoras en la agricultura, el transporte de alimentos y su conservación, que han hecho posible, por ejemplo, el exceso de alimentos que tenemos hoy en Europa.

La historia de la humanidad es una lucha contra el hambre.

Christoph Klotter, catedrático de Psicología Nutricional de la Universidad de Fulda

La comida como identidad: somos lo que (no) comemos

Hoy en día podemos elegir entre una enorme variedad de alimentos, aunque no en todo el mundo, al menos en gran parte de él. Y sin embargo, sobre todo en los países occidentales, tenemos grandes expectativas: la comida debe ser sabrosa y saciante, sana y de calidad, y al mismo tiempo barata. Para nosotros, la comida ya no es sólo la satisfacción de una necesidad básica; la comida garantiza la salud y el bienestar. Y crea identidad: "Hoy en día, la comida se ha convertido en una plataforma de identidad. Modas dietéticas como el vegetarianismo, el veganismo, las dietas sin lactosa o los regímenes alimenticios se han vuelto mucho más pronunciadas y plurales. Hace cien años, la gente definía su filiación social por su pertenencia a un partido político, pero hoy son veganos", explica Klotter. La comida, que se comparte a través de las redes sociales, se está convirtiendo en un símbolo de estatus.

Sorprendentemente, al mismo tiempo está disminuyendo la importancia de la comida como acto social. "Cocinar y comer juntos es cada vez menos habitual. Nuestro trabajo flexibilizado ya no está orientado a comer, sino que comer está orientado al trabajo", dice Klotter. El resultado: la "snackificación", mucha comida para llevar y platos precocinados procesados. El resultado es que ahora nos enfrentamos a diversos problemas relacionados con la nutrición, como la obesidad o las carencias vitamínicas, a pesar de que en realidad tenemos todas las oportunidades para comer de forma consciente y saludable.

¿La grasa engorda? En absoluto.

Baja en grasas, baja en carbohidratos o paleo: La jungla de las dietas es densa, y no es tan fácil distinguir lo inteligente de la basura. El autor Bas Kast se ha adentrado en la espesura, y su "Brújula de la nutrición" ha encabezado las listas de los libros más vendidos desde su publicación. Hemos analizado hacia dónde apunta la aguja de la brújula. Y estudiamos cómo integrar los consejos en la oferta de restauración.

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Schnitzel de soja en lugar de carne en el plato

Por un lado, nuestro consumo de carne ha aumentado mucho en las últimas décadas. "En casi todas las culturas, la carne es signo de prosperidad", explica Klotter. "Sin embargo, ahora está creciendo una generación consciente de la calidad que quiere dejar de participar en el poder social a través del consumo de carne. Fabio Ziemßen, Director General de NX Food GmbH -filial de METRO- también ve una tendencia importante hacia el desarrollo de productos sustitutivos de origen vegetal: "Todos los alimentos de origen animal están siendo sustituidos por productos puramente vegetales o incluso cultivados, pero con las mismas características de producto. Esto se debe a que las alternativas de origen vegetal ofrecen la oportunidad, en muchos aspectos, de alimentar a una población mundial creciente y proporcionarle una dieta más sana". Se trata de soluciones sostenibles y que ahorren recursos al sistema alimentario actual.

¿Las soluciones no convencionales como clave?

También aumenta la necesidad de productos regionales, frescos y de alta calidad, algo especialmente evidente durante la pandemia de Covid-19. La llamada reutilización de alimentos, es decir, el reciclaje de alimentos desechados, también es una tendencia, al igual que el uso de fuentes de alimentos no convencionales, como describe Ziemßen: "Insectos, algas, diversos cultivos de hongos o incluso medusas son interesantes opciones alimentarias alternativas", y pronostica nuestra alimentación del mañana: "La clave está en la diversidad. Tenemos que aprender a no comer salchichas cada mañana, un schnitzel cada mediodía y tostadas con huevo cada noche. Por tanto, el futuro de nuestra alimentación depende de una buena combinación de recursos: de la diversidad de lo que tenemos y, sobre todo, de lo que hacemos con ello.

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